El pequeño empresario percibe que no es necesaria la formalización laboral porque, en el corto plazo, esta le genera mayores costes laborales y no visualiza los beneficios que podría obtener a largo plazo.
Por Brenda Silupú. 24 septiembre, 2019.Existen micro y pequeñas empresas (mypes) que, a pesar de tener más de tres años de operación y estar registradas ante la Sunat, no cuentan con trabajadores formales en su negocio. Esto es reflejo de la alta informalidad laboral que existe en nuestro país.
El pequeño empresario percibe que no es necesaria la formalización laboral porque, en el corto plazo, le genera mayores costes laborales y no visualiza los beneficios que podría obtener a largo plazo. Es necesario que, al menos el dueño de la empresa, esté registrado como trabajador de la empresa y se asigne una remuneración mensual, como retribución a su dedicación en el negocio.
Esta remuneración debe reflejar el costo de oportunidad de lo que ganaría trabajando en otro lugar o lo que gastaría si tuviera que contratara a alguien que ejerza sus funciones en la empresa. Definir el monto no es tan sencillo, por lo que muchas veces se recomienda que considere, como parte de su sueldo que debe percibir, lo que la empresa le otorga para cubrir sus gastos personales.
Se debe tener claro que existe una diferencia entre las ganancias obtenidas en el negocio y el sueldo que debe recibir; el destino de cada ingreso es diferente. Las ganancias serán para reinvertir, ampliar mercados, mejorar el servicio, diseñar estrategias de marketing, en fin; esta ganancia es la que permite que el negocio pueda crecer.
Sin embargo, el sueldo del empresario es parte de los gastos del negocio y se debe cubrir antes de definir la ganancia. Si el empresario decide destinar las pocas ganancias de la empresa a sus gastos personales, entonces estaría limitando el crecimiento de esta.